Después de una pequeña gira alrededor de Ikebukuro y Meguro,
BLOOD lanzó un maxi-single edición limitada bajo Starwave Records.
Bathory contiene tres canciones, un PV de la pista titular que le da el título al single, un folleto de 16 páginas y está limitado a solo 1.000 copias.
La palabra “espeluznante” no es suficiente para describir
Bathory; despiadado, obscuro e industrial podría apenas comenzar a abarcarlo. Tonos titubeantes se desvanecen en un caos de guitarra y sintetizadores industriales en el fondo. Un intenso caos de gritos satánicos acentúa una lenta y profunda voz antes de un coro corto y melodioso; los gritos enmarcan el coro y actúan con el ritmo de un bajo.
En contraste con
Bathory, la pista siguiente es bastante estándar y encaja con los límites de la mayoría de los trabajos visual kei.
Reality todavía satisface a la multitud industrial con una guitarra y una melodía fugaz de sintetizador que se encuentra en el límite del visual kei y digamos, el industrial y el gótico. Las voces son más lentas en contraste con el ritmo de la música de fondo y mantienen un perfil bajo (con gritos y gruñidos limitados) durante el primer tercio de la canción. Una vez que golpea el primer coro, la canción cambia de tono; la melodía se levanta y la voz de
Hayato adquiere más brillo. La mejor parte de
Reality; la melodía basada en el sintetizador y que está escondida bajo el sonido de la guitarra, suena como una pequeña caja musical tocando durante una tormenta eléctrica.
La tercera pista,
Counting Rhymes, combina elementos de las primeras dos canciones; gritos y un ritmo rápido con una melodía próspera en el coro que se vuelve bastante obscura en los versos. No muy sobresaliente, pero es interesante de escuchar.
A pesar de que
Bathory es bastante potente,
Reality parece que se destaca más entre las tres canciones ya que representa lo mejor de ambos mundos sin ser demasiado extrema.
Bathory está disponible para comprarlo a través de la tienda online de Darkest Labyrinth y CD Baby.