Lo único lamentable del último álbum de Kagrra es que es demasiado corto.
Después de una década haciendo música, Kagrra se ha separado. La banda pionera en el estilo “Neo Japonés” deja a sus fans con un último álbum y su gira de despedida. El álbum, Hyakki Kenran es una muestra agridulce de la dirección a la que Kagrra se dirigía.
La canción de apertura, Hyakki choryo, establece el tono del álbum; es una pieza instrumental con un sonido electrónico, parece como la canción de una película de terror. La espeluznante melodía te deja una sensación incomoda y de inestabilidad, aunque la pista siguiente disipa la atmosfera. Chigiri es fácil que guste, la voz dulce de Ishhi se mezcla con una sensación pop-rock, lo que la hace una canción enérgica y que se contagie al instante.
Kakurenbo es un poco más fuerte, aunque no es tan vanguardista como podría ser, lo que hace que se quede en una canción adecuada cuando en principio promete más. Ésta se ve ensombrecida por Shiroi uso, que antes había salido como single, y no es muy difícil decir por qué Kagrra decidió incluir la canción en el álbum: un clásico de Kagrra. La melodía tradicional del koto cubre la melodía rock de fondo y, el canto de estilo tibetano le suma un elemento muy interesante a la brillante y etérea canción.
Kikan alcanzó lo que Kakurenbo no pudo. Es oscura con peligro y quema con belleza, es una canción de la que Kagrra puede estar orgullosa. La siguiente es otra canción con un estribillo magnifico; Tsuki ni murakumo hana ni ame, cuesta trabajo decirlo pero no supone ninguno el disfrutarla. Luego está Kiho, que muestra más emoción que cualquier otra canción hasta el momento. La voz de Isshi está llena de nostalgia y pasión en el estribillo, que crea un gancho que te atrapa.
La penúltima canción, Manatsu no yo no yume, sorprende un poco. Aguda, una batería característica en primera plana, y un ritmo a base de golpes apagados de fondo. El estribillo repetitivo es divertido e invita a los oyentes a unirse, lo que hará que esta canción sea un éxito seguro en los conciertos. Shiki cierra el álbum con una sensación de melancolía. Suave y bonita, te deja con un sentimiento nostálgico que refleja a la perfección como se sienten los fans por la pérdida de su banda favorita.
Kagrra, tan conocida por la pop y rock con instrumentos tradicionales y electrónicos, ha conseguido con Hyakki kenran la combinación perfecta de todos estos elementos. Puede que el mundo no vuelva a ver una banda que haya conseguido armonizar con tanto éxito la poética tradicional japonesa con melodías modernas. Y aunque sea frustrante ver como la banda se disuelve, los fans deberían mantener la esperanza de que vuelvan, puesto que merece la pena esperar por una banda como Kagrra.